LA REACCIÓN NUNCA DUERME
El mundo vive y ha vivido siempre con unos habitantes que aun no acaban de entenderse y definirse, parece que el discurso es la construcción de un futuro que solo se justifica en lo esencial: la conservación de la especie, sin embargo ni ese discurso es sostenible ante una realidad de auto destrucción humana.
Tenemos identidad y a la vez no, conocemos nuestro pasado y a la vez nos, así como creemos entender los retos del futuro y a la vez no, tenemos enfrente o ahora mismo un reto: un enigma por resolver, el hoy, el día a día, en el que la desconfianza, la inseguridad, la incertidumbre, el miedo, el descontento, el pesimismo, la desmoralización de los pueblos se encuentra presente como si de una enfermedad crónico degenerativa se tratase, la cual aumenta y se propaga por todos lados; el pavor o la crisis de una sociedad que se refugia en la simulación consciente o inconscientemente, de cualquier manera cómplice de un mundo que tampoco ha pretendido definirse por completo y es obvio que no lo hará.
Lo que está mal es la no definición de lo mediato como humanidad, pero esto no es tan fácil ya que requiere de una reflexión colectiva emanada de un pensamiento personalísimo y profundo dentro de sus integrantes, entendernos de nuevo en la necesidad social es entender nuestro carácter del famoso ser politicón y actuar en consecuencia a nuestra resonancia como seres de sociedad.
Participar y buscar las estrategias para hacerlo y que los demás lo hagan es el activo que se requiere para que la humanidad vuelva a oxigenarse, planteándose y replanteándose los ideales. El transcurso de las ideas y del mundo hipotético requiere demostrarse a sí mismo que no son alejados de una realidad a la cual buscaban entender, definir y transformar.
Pero oh, en cuanto comienza la acción recae la maldición gitana de algo llamado reacción; la reacción de quienes les conviene la tranquilidad de la no acción social, de la menor participación posible por parte de los sectores mayoritarios de una población. Esa reacción se encuentra demasiado bien planteada la mayoría de las veces y cuenta con sistemas inteligentes para disolver cualquier intento de alcanzar esa oxigenación que se requiere.
Son sutiles las formas en que se puede frenar la acción popular para lograr el inicio de una demanda efectiva, sin embargo ya existen las formas de hacerlo, solo falta adecuarlas entenderlas, redefinirlas y utilizarlas beligerantemente demostrando una vez más que si es posible y que si existen otras formas posibles.
Para esto el estudiantado, aunque no es el único sector, puede hacer frente a la ofensiva campaña de desarticulación social que tienen sus bases en medios que van desde el desanimo hasta el crimen material cometido por una reacción que está ahí, y está antes de la ofensiva, lo que está por definirse es si seguirá después de ella, y ello depende de los grupos en posibilidad de hacerle frente, repito, que aunque el estudiante no sea el único, si es el más idóneo para enfrentar a la reacción (lo cual argumentare en artículos posteriores) y ser la reacción a la reacción. Cierto es que la reacción nunca duerme, pero tampoco la reacción a la reacción debe hacerlo.
Pepe Poncho.
Pepe Poncho.
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