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jueves, 29 de diciembre de 2011

…AUSENCIA DE HÉROES Y SU PRESENCIA TRISTE

                                                                A la memoria de Salvador Puig*


Este artículo pudiera haberse titulado de muchas formas, como: un pueblo sin ideas, la ignorancia inducida, la opinión del pueblo,  pero debido a la centralización del concepto de héroe que nos ha sido introducido y que en estas épocas se nos recalca con el recuerdo  Cristiano en el que el hijo de dios vino a dar la palabra de salvación y por ello a ser castigado, y, quien se encarga de recordarlo casi como un trofeo es quien lo crucifico en otra época, es decir los romanos y ahora su único rastro marcado en el imperio vaticano, por ello yo lo titulo tal como el encabezado.


 El pueblo que no lee estas columnas o que por error alguna vez llegara a conocer de ellas, el que se encuentra trabajando, manteniendo de pie a esta nación, está siendo exprimido, marginado, explotado.

                 Leer estas columnas es un verdadero privilegio, y no porque mi escritura sea de lo mejor, sino porque quien tiene tiempo para leer esto, es quien tiene tiempo de cambiar a este país. Los cambios drásticos requieren de personas con compromiso, pero ello suena realmente hueco o ambigüo, habría que agregar que para querer cambiar un país simplemente se necesita el coraje; pero para hacerlo exitosamente (no solo quererlo hacer) se requiere más que coraje, más que rabia, hambre o revancha, se requiere visión, estrategia, disposición y posibilidad de fracasar y seguir intentándolo (los estudiantes encuadramos mejor que nadie en esta hipótesis).

               El pueblo hoy necesita líderes porque carece de ideas, necesita luchadores porque carece de fuerza, necesita ánimo y abrazo revolucionario porque teme ser reprimido sin saber  que ya lo es, requiere de héroes porque nadie quiere serlo. El pueblo sufre, indudablemente, pero no conceptualiza su sufrimiento, ¿y cómo podría hacerlo? Si sus jornadas de trabajo y forma de vida son realmente agotadoras.


Ahora bien, que el pueblo no hable, no se organice, no luche: es natural, solo significa una cosa, no idealiza, y no lo hace por que vive sumido en una supina ignorancia, claro está que ésta no es por generación espontanea, sino inducida.

           Un pueblo más que educado, conocedor, consciente, es un pueblo libre (ya lo decía el Che: Un pueblo que no se culturiza está condenado a la esclavitud), sin embargo como podemos ser libres si estamos encerrados en la ignorancia, ignorancia asesina, que aletarga a los pueblos por la lucha al alcance de sus mejores formas de vida. Un pueblo que lo peor de todo es que vive con una ignorancia inducida (que ignorancia no es inducida, posiblemente por otras inopias) que lleva a cuestas su fracaso. Esto, anterior, es un criterio, es una visión, es un punto de vista, quiere decir que es una idea que forma opinión cierta o muy lejos de estarlo, pero fundamentada, razonada de alguna forma y sustentada de otra, pero si un pueblo no puede sustentar ideas, porque ni siquiera las tiene, es un pueblo estéril de cualquier posibilidad de cambio, es como un ciego guiado por otro ciego que ni siquiera conoce el camino a su destino.

               Nuestro pueblo, respecto a mi idea, claro está, es una gran masa de ciegos guiada por una camarilla de tuertos que apenas ven y lo que ven es como seguir oprimiendo a esa gran masa que alguna vez se les escapa y abre los ojos, en seguida usan todos sus métodos posibles para dejar ciegos al grupo de disidentes y de no ser posible se pasa a aniquilarlo. Así trabaja nuestro sistema social o quizás yo sea el ciego que no logra apreciar la ingeniosa mente de un tuerto.

               Abrir los ojos, metafóricamente, significa para mí, tener una idea, porque las ideas son semillas que se siembran en los hombres y logran hacer raíz. Ideas que fortalecen el espíritu del hombre, que lo ayudan a buscar, naturalmente, la verdad e inquietarse ante el conocimiento, lo cual implica la responsabilidad de la acción. Esto también lo dice el cristianismo más no su jerarquía de hombres.

En conclusión, tenemos a una sociedad que la mantienen dopada, ciega y débil, un pueblo que no tiene espacio (tiempo y lugar) para pensar, para idealizar. Es por tanto labor de los que tienen tiempo y lugar para deliberar el mundo en el que se vive: abrir visiones, dar opiniones pero sobre todo tener criterios que creen estrategias para formar cultura, ideas libres en un pueblo, es decir: liberar de la inopia generalizada, rompiendo las cadenas del sufrimiento, o al menos intentándolo sembrando ideas.

                  Entendamos las fuentes de los problemas. Un pueblo sin ideas es un pueblo sin opinión.

              Un pueblo que no opina, e s un pueblo que calla y que no cuenta en las decisiones que le atañen, en otra cultura la clase política y económica no se parecería nada a la nuestra o quizás en el mejor de los panoramas ni siquiera tuviese razón de existir.
Cuando quienes podemos leer y opinar (como ahora lo haces lector) pasemos a la acción social entonces el pueblo podrá decir: que está dispuesto a morir de pie que vivir toda una vida arrodillado o lo que es lo mismo dejara de necesitar de héroes.
       

                                                                                                                        JAAV


*Salvador Puig Antich (Barcelona, 30 de mayo de 1948 - 2 de marzo de 1974) fue un anarquista español, activo durante la década de 1960 y comienzos de la de 1970, que murió ejecutado por el régimen franquista tras ser juzgado y condenado a muerte por un tribunal militar, acusado del asesinato en Barcelona del subinspector de la Brigada Político Social, Francisco Anguas Barragán, muerto en el tiroteo que se desencadenó durante la captura de Puig Antich
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