AQUÍ LA VIDA NO VALE NADA, Y MENOS LA MUERTE.
El miedo puede convertirse en valentía, pero también en cobardía; cobardía que mata y se convierte en nuestro propio verdugo.
Es sencillo pelear, combatir, pregonar conceptos que parecen tan fuertes y auténticos pero que no lo son tanto (para la mayoría me atrevo a decirlo) cuando se esta haciendo esto con toda la comodidad posible, sin sacrificarse nada, ni perdiendo absolutamente nada, al contrario llenándose de ovaciones y aplausos que no merecéis porque no se es tan profundo, ni tan autentico, cuando decir o hacer algo no representa un peligro para quien lo dice o lo hace.
Cuando el pensar y sobre todo el expresar ello, figura un verdadero reto, un verdadero peligro y aun así se hace, entonces estamos hablando de valentía, entonces es preciso colgarle a ese el mote de valiente porque al exponerse le ha importado mas un intento de libertad pese a que le cueste la suya propia; entonces habrá puesto, exitosamente, a prueba sus convicciones, entonces estará del lado de quienes pregonan y defienden en los hechos, con congruencia, sus dichos: quienes hacen un mundo diferente.
Gracias a ellos podemos recordar que existe la posibilidad del valor, pero también su ausencia a caudales, la sociedad se a educado para no sacrificar, a no perder lo aparentemente ''importante''; sin embargo, creo yo, esto se debe a la percepción de las prioridades que se tiene en lo material. Es ahí donde encontramos que por debajo del pobre siempre hay alguien mas pobre que él, y ese mas pobre también conoce a mas pobres, e incluso entre los indigentes existen diferencias, quien tiene un cartón donde dormir y quien ni siquiera ello tiene; es así como entre los mismos marginados nos conformamos a administrar nuestra miseria; sin saber que ello no es la solución sino es parte del problema mismo, llamado apatía. Ésta es el problema ¿porque quien? sino el mismo afectado puede mejor que reclamar sus propias demandas.
Quienes luchan de alguna forma socialmente, se ven abandonados hasta por los sectores por los que incluso habrían pensado dar su vida. En este país las vidas ya han sido ofrendadas a granel, ¿CUANTAS MAS FALTAN?
Los hombres caídos en el piso de nuestro país quisiera pensar que sirven de abono para que florezca algo mejor, algo diferente que frene esa estadística en aumento, que concientice, que agudice la sensibilidad humana y haga frenar el estado de miseria de nuestro país, sin embargo veo que estas muertes lo único que tienen de abono es su pestilencia, que lejos de ser como semillas que dejaran algo bueno, son veneno que se rocía en el piso social dejándolo estéril, inmóvil, en el mejor de los casos, aterrorizado, pero igualmente inmóvil, que poco a poco hace el efecto de medusa: hacer piedra a quien la mira.
Como dice la canción: ‘aquí la vida no vale nada’
Si revisamos bien el piso sobre el que descansan nuestros ideales habremos de darnos cuenta que tan firmes están.
PEPE PONCHO.
3 comentarios:
Buen articulo excelente punto de vista claro y conciso.
te amo pepe pocho!
Me ha parecido un buen punto de vista muy a tu manera aunque en cierto modo me parece un tanto pesimista (se de los problemas que nos afectan) prefiero ver siempre el lado positivo aun cuando sea nada en comparación al negativo pero vamos aun siempre podremos hacer algo aun cuando parezca misero en comparación a lo que otros hacen cada acción tendrá que ser apreciada
Sigue así Pepe
Publicar un comentario